Levantarse por la mañana y descubrir la gran pregunta. Qué hacer con tu vida. La incertidumbre acompañada de un tremendo pesar que te señala con dedo intimidante y acusador haciéndote sentir culpable. Muy culpable. Y es cuando la simplicidad de la vida evoluciona hacia un dramatismo enredado que tú mismo has tejido sin haberlo previsto. Como si te gustara el masoquismo psicológico. ¿El ser humano es capaz de entrelazar tanta telaraña para autofustigarse? Sí. Rotundamente. Somos sujetos melancólicos, vivimos en un profundo sótano de cautividad en el que intentamos trepar a gatas y a tientas hacia la planta baja para evitar que la tierra nos consuma. Y que nosotros nos sumamos con ella. En una ocasión alguien dijo que somos muertos en vida, deambulando por un puente de ilusiones en el que de vez en cuando se resquebraja alguna tabla y comprobamos peligrosamente la vertiginosidad del vacío. Hay momentos en los que estamos sujetos permanentemente a ese vacío por nuestros miedos. Probablemente infundados, seguramente sin argumentación alguna que los sustente. Pero existen y no podemos obviarlos.
Existe aquel tipo de personas aparentemente ajenas al miedo, a la dubitación y a lo sensible. Personas aparentemente frívolas, sensatas y realistas. Inocuos a ellos mismos. Creo que jamás llegaré a entender cómo se puede llegar hacia ese punto de inflexión, de pasotismo. La melancolía no se puede ocultar de manera tan sincera. Francamente, me cuesta llegar a creer que esa gente sea ajena a todo esto. A esa pregunta retórica que consume las ganas de seguir luchando por nada. A esas dudas que hacen que un día, de repente y sin previo aviso, te encante ser asocial. Te apasione huir de los demás por el miedo a no estar preparado para sobrellevar cualquier tipo de relación humana. Y renace aquel sentimiento de agobio que ya habías sufrido en tus propias carnes tiempo ha, y que te había producido una intensa repugnancia.
En el fondo la vida no es más que un ciclo de golpes. Golpes cada vez más grandes. Tú me empujas a mí, yo te golpeo a ti, tú le machacas a él, y él le da una paliza al siguiente. Y todo eso por el no saber qué hacer con tu vida. Lo tienes todo, y no tienes nada. Y entonces te reconcome la idea de por qué coño no ser justo en esos momentos un libro abierto y dejar que los demás comprueben lo que quieres expresar. Eso que el maldito nudo de neuronas cerebrales no te deja soltar porque se ha colapsado. Eso que quisieras decirle a esa persona que piensa que la has olvidado, o a esa otra que te mira pero que realmente no te ve, o a esa, que sigue tus pasos día a día… O a esa que se te escapa dolorosamente… Ni siquiera tienes una explicación para ti mismo. Ni siquiera puedes autojustificar lo que estás haciendo. Eso te consume. Y es en ese momento cuando necesitas a todos, cuando no necesitas a nadie.
Ana Esther
Ains, que dura es la vida. Las apariencias siempre engañan, estoy convencido. Puedes encontrarte después con algo mejor o peor.. pero siempre engañan!
ResponderEliminarEs posible que la esencia de la realidad sea esa, tan dura y fría, tan cruel y despiadada como la que más. Pero la vida no está solo para vivirla en esa realidad. Porque solo tenemos una. Si no te gusta, cámbiala. Con tus propias manos. Porque si algo tenemos los seres humanos, es la voluntad de hacerlo. Acompñada mejor que sola, cierto, pero no es nada que no puedas lograr.
ResponderEliminarY menos alguien como tu, con tu espíritu y forma de ser. Porque eres alguien que por muchos golpes, palos, resbalones, empujones y caídas, es capaz de seguir adelante sin olvidarse de lo que es y lo que quiere ser.
Tengo muchas ganas de hablar de esta forma contigo cara a cara, sentadas en el sofá de la que ahora es tu casa y pronto espero pueda ser la mía también :)
Hola, Ana, me ha gustado mucho el estilo y el tono intimista y reflexivo de tu escritura, fresca a la vez, como tiznada de sentido y de sensibilidad, convirtiendo el autointerrogarse en delicada autoexpresión. Te felicito por ello.
ResponderEliminarSaludos blogueros
Así que hago yo también seguidor tuyo, ya. Saludos
ResponderEliminarEscribes muy bien, pero no estoy de acuerdo.
ResponderEliminarLa vida tiene un lado bueno, bonito y maravilloso; por el que decidamos caminar es cosa nuestra.
Primavera, amor correspondido, logros personales, canción favorita, momentos inolvidables...
¿Que hacer con tu vida? fácil, vivirla. Se un poco egoísta, date un capricho, busca aquello que te haga feliz, no lo que te vendan las grandes marcas, lo que tú veas que te lleva una sonrisa en la cara al acostarte, eso es lo que te hará feliz.
Es difícil de clasificar, Los seres humanos han venido en una carrera imparable hacia la falta de creencias y se han olvidado inclusive de su propia ley interna. La ley natural. Resulta que se ha dejado llevar por los asuntos sociales y se han olvidado de su yo interno. Aquel que nos guía y nos indica qué es lo ético y qué lo antiético. y como la carne es débil optamos por lo fácil lo antiético y allí empieza el problema humano.
ResponderEliminarInteresante entrada, para reflexionar.
Besos.
Gracias por el comentario! La verdad es que estaba algo preocupada por ese detalle(soy muy perfeccionista),pero después de leerte lo he visto de otra manera =)
ResponderEliminarPrecisamente lo estuve hablando el otro día con un amigo. Temeroso yo, se me antojaba el tema algo inefable, pues quizás no lo entendiese.
ResponderEliminarY sí, no es más que una contradicción volitiva: son prescindibles e imprescindibles al mismo tiempo. Desconozco qué será lo que en tu interior se desate, pero en lo mío es un remolino, un tornado, huracanes de sensaciones que recorren todo mi cuerpo hasta gritar... hasta gritar mucho. Me gusta que sigan ahí porque así me conozco mejor a mí mismo y, como dice Kase. O, y me quiero.
Suertudo será el que pueda sostener una conversación de este tipo con alguien como tú. Escasea, creéme.
Por cierto, precisamente acabo de subir un corto que grabé el fin de semana pasado. Te gustará.
http://www.youtube.com/watch?v=b9MWRTKCBPA
1.-"Somos sujetos melancólicos, vivimos en un profundo sótano de cautividad en el que intentamos trepar a gatas y a tientas hacia la planta baja para evitar que la tierra nos consuma. Y que nosotros nos sumamos con ella. "
ResponderEliminar2.-"A esas dudas que hacen que un día, de repente y sin previo aviso, te encante ser asocial. Te apasione huir de los demás por el miedo a no estar preparado para sobrellevar cualquier tipo de relación humana."
3.-"Eso que quisieras decirle a esa persona que piensa que la has olvidado, o a esa otra que te mira pero que realmente no te ve, o a esa, que sigue tus pasos día a día… O a esa que se te escapa dolorosamente… Ni siquiera tienes una explicación para ti mismo. Ni siquiera puedes autojustificar lo que estás haciendo. Eso te consume. Y es en ese momento cuando necesitas a todos, cuando no necesitas a nadie."
Creo que sabes perfectamente lo que pienso sobre todo lo que has escrito.
Un abrazo Ana...se te extraña.
Interesantes palabras que has escrito. Creo que todos pensamos eso, dudamos, reflexionamos sobre ello cada cierto tiempo... Abrirte o cerrarte? Sentir o enfriar todo? Amar o permanecer en tu mundo perfecto libre de agresiones...
ResponderEliminarPrecisamente el otro día estuve pensando sobre ello (otra vez en estos años), y he puesto en el blog una canción muy curiosa. Aquí te la mando...
Un saludo y sigue así.
http://lasendadelhayedo.blogspot.com/2011/03/una-cancion-triste-pero-real.html