La vida cambia de forma radical en un instante. En ese momento de tensión que excita tus hormonas y propugna una gran cantidad de impulsos que no están dispuestos a detenerse en tu cerebro. La pasada entrada me propuse concluir un episodio aparentemente cómico… Pero esta vez será como un capítulo de Los hombres de Paco, empieza de forma divertida, se prolonga, y finaliza de forma no tan entretenida.
Retomo. Aquel miércoles terminé por dirigirme a las prácticas de Lengua y Escritura Literaria. Y es aquí donde le agradezco al plan Bolonia que contrarrestara mis pocas ganas de acudir a ellas. El ejercicio de aquel día consistió en realizar metáforas originales, que se salieran del convencionalismo en el que estamos acostumbrados a descansar… Mi idea es retomar aquellas metáforas, aquí y ahora, sin pensar, sin divagar sobre qué término escoger para agradar al lector… Las aplicaré desde Su perspectiva. Desde la perspectiva de ella. De una mujer de treinta y nueve años con una niña de cuatro meses recién cumplidos y un niño de cinco años, a la que le han diagnosticado una leucemia. Algo importante que aprendí en aquellas clases es a saber hablar del cáncer y sus derivados con naturalidad, a apartarse del escándalo social que genera el mero hecho de oír alguno de estos términos. A veces lo más importante no es aquello que has estudiado en la página tres, sino lo que resurge de forma fugaz, y que retomas tiempo más tarde aplicándolo a una situación determinada. Ese es el poso del saber. Las pequeñas cosas que hacen que tu vida tenga sentido. Los pequeños detalles que relacionan acontecimientos inconexos. Las migajas que hacen que no te sientas extraño de tu propia vida, que logres entender lo que sucede. Pero no divagaré más, porque, al fin y al cabo, si he de hacer una tercera parte de esto será para contaros que a un pequeño de cinco años se le iluminó el rostro al ver a su mamá de nuevo en casa, llevándole al cole, preparándole el almuerzo. Será para contaros que la pequeña Sofía no quiere mimos si no son de su madre, que está aprendiendo a caminar con ella, y que la hace levantarse todas las noches a las tres de la madrugada para cambiarle el pañal. Será para contaros que su marido le da un beso cada mañana acompañado de un “buenos días, cariño” mientras le prepara unas tostadas con mermelada. Será para contaros que uno de los miles de millones de héroes que luchan cada día en el silencio, ha vencido contra sí mismo. Porque al fin y al cabo alguien dijo una vez que todos tenemos una parte positiva y una negativa… Lo importante será cuál potenciemos… Y que disfrutemos al máximo de esos pequeños detalles que nos hacen ver la vida con una perspectiva diferente…
Me siento extraña, como una hoja seca peregrina por un pantano helado. Torpe, como un abogado encarcelado en su propio caso. Absurda aquí tumbada, como un monigote ante los ojos de un humano. Vacía, como la sonrisa cínica de aquella enfermera del pasillo tres cada vez que preguntan por mí. Oscura, como esta niebla que puebla mi mente y me invade en las noches solitarias de hospital. Febril, como un titubeo en un momento de fingida seguridad. Perdida, como una plaqueta proscrita por mis venas. Huraña, como un ermitaño en un día de Acción de Gracias en Nueva York. Vencida, como un rayo de sol apagado por el silencio de las nubes. Furtiva, como las lágrimas prohibidas que no puedo derramar. Inquieta, como los sollozos de mi pequeño cuando observa mi cabeza rapada. Errante, como mi vida… Quemada, como mi cerebro extenuado. Inútil, como un pirata sin su barco. Violenta, como un dantesco rock and roll entre gigantes torpones… Amarga, como la soledad del vagabundo en Nochebuena. Macabra… como las ganas de acabar con este sufrimiento que se solapan en mi agonía…
Ana Esther
Ana, mi luna, eres increíble. Leer tus post es como meterse en un mundo de reflexiones interiores que en otro momento nunca me hubiera planteado. Y además, pega mucho con tu mentalidad a veces tan bohemia, otras veces realista.
ResponderEliminarRealmente se te da muy bien la pluma, querida. Yo te apoyo, soy una fan jaja.
Un besazo. Te quiero mucho (L)
"Amarga, como la soledad del vagabundo en Nochebuena"......Me encanta, muy buena. Ojalá no me tenga que ver nunca en esa situación, porque no hay soledad más insoportable (hasta en la soledad tienes que aguantar a alguien) que la obligada.
ResponderEliminarPara mí el saber, o mejor dicho, la sabiduría no es una cuestión de coeficiente intelectual, ni una función dependiente del tamaño de la cabeza (si fuera así quien escribe sería Einstein). Para mí la sabiduría es una cuestión de recursos, osea, acumular recursos que te hacen comportante en cada situación como debes y como te corresponde. Esto no es fácil de conseguir y muchas veces, no todas, se adquieren con el tiempo, los recursos digo. Es como cuando terminas la cerrera, no eres más sabio pero sí tienes más recursos, nada más.
Una forma de sabiduría que muy poca gente labra es la empatía, creo que es fundamental para vivir en nuestra sociedad y es una lástima que se procese tan poco.
Por cierto, no me digas eso de la cultu que ayer dijeron en onda cero que todavía hay posibilidades de arreglar la situación. Aunque esto estaba cantado desde que al nuevo estadio lo llamaron Reino de León y no Santiago Amilivia como debieran. A mí me duele especialmente, jugé en la cultural hasta los 17 años, toda mi infancia pasó entre San calletano, donde entrenábamos y Azadinos o más tarde en el campo de futbol de P. Castro. Que recuerdos, unos de los mejores de mi vida.
Un saludo
Delicado texto, Ana, repleto de, diríamos, sentido y sensibilidad, y revelador de un mundo interior muy propio.
ResponderEliminarBonito blog, sí señora
Saludos bloggeros
Ana Esther se sale, Ana Esther se sale!
ResponderEliminarMe ha encantado leerte. me encanta leerte cosas como estas, tan dulces, tan tú.
escribe así siempre, porque de verdad me has llegado, mal bicho!
: )
Si todos profundizaramos más en la empatía como has hecho tú en esta entrada, la sociedad y el mundo en general sería un lugar mucho mejor. Has debido hacer un gran esfuerzo interior para ver las cosas desde la perspectiva de esa mujer, porque las metáforas que has escrito son buenísimas. Y fíjate que, aun así, releyéndolas varias veces, siento con total seguridad que no me acerco ni por asomo a las sensaciones que deben experimentarse al enfrentarse a una situación así. Supongo que la empatía es una de las virtudes más útiles para el ser humano y, como tal, necesita de tiempo, reflexión y práctica. Felicidades por la entrada.
ResponderEliminarp.d.: gracias por la parrafada. Cosas como esa me motivan aun más para seguir escribiendo. Un beso!
me ha llegado al alma lo que has escrito, es increible lo bien que te expresas, ya quisiera yo hacerlo la mitad de bien que tu!
ResponderEliminarestoy de acuerdo contigo en que los pequeños detalles hacen la vida preciosa, sino fuera por ellos...
muchos besos guapisima
Me alegra que hayas captado ese ligero atisbo de luz, la verdad es que quería transmitir esa sensación y es genial haberlo logrado (aunque seguramente sea más mérito tuyo por captarlo). Hablando de sentirse identificado, he estado leyendo tus entradas desde el principio y me ha encantado la de "El valor de un corazón". Dejando de lado que supongo que cada sentimiento en cada persona es un mundo aparte, como ya te digo me he sentido muy identificado con la narración, creo conocer esa sensación que describes y qué decir...como bien has dicho tú, la vida no es vida si no se arriesga. Que la razón gane todas las batallas que quiera pero que no gane la guerra, nunca debemos dejar de lado a nuestro corazón.
ResponderEliminarY sí soy cristiano (o lo intento). De hecho estaba pensando en hacer algunas entradas narrando como es la preparación de las JMJ (supongo que como buena estudiante de periodismo, que yo también cotilleo, estarás informada de todo ese tema), y más en nuestra parroquia, que por las circunstancias es algo especial. No sé, creo que podría ser interesante el punto de vista desde dentro, por así decirlo, de cómo se prepara la venida de la gente y demás cosas...
Muchas gracias por tus comentarios Ana, un beso fuerte :)
Espero que sea creación puramente literaria y no sea algo personal.
ResponderEliminarcomo creación literaria, me parece muy bien redactado y un planteamiento muy humano.
"es a saber hablar del cáncer y sus derivados con naturalidad". Algo que me llamó la atención fue esa frase, realmente nunca me había puesto a pensar es, que para hablar sobre el cáncer es necesario saber hablar del cáncer. Nos tapamos los ojos y los oídos y damos la vuelta. En lo personal, me aterra. Esa frase que dejas plasmada, me llegó profunda y me hizo, (aunque no lo creas), madurar sobre la palabra cáncer.
Un fuerte abrazo y mis felicitaciones.
Hasta pronto.
El niño peculiar:
ResponderEliminarExcelente, me gustó mucho, está delicado y sencillo.
un besazo.
Ana beatle
Que bueno, desconocía tu blog, me pasaré más amenudo ;)
ResponderEliminarAna!! muchisimas gracias por tu comentario hija, no sabes lo que me ha gustado. Subes la moral como nadie vamos!! eres genial :P
ResponderEliminaryo tambien vendre por aqui a leerte de vez en cuando, no tanto como quisiera (examenes y mas examenes) pero si que volvere, lo prometo.
besitos wapisima!
Como siempre sorprendente.
ResponderEliminarLuego de leer este mar de flores destinados a tu escrito, sólo queda arrojar un par más de rosas.
Eh, tranquila bonita, que todo se arreglará.
Un abrazo.