sábado, 2 de noviembre de 2013

Por qué estudio periodismo

Hace unos días coincidí con un buen amigo que se escandalizó cuando, tras haberle contado que recién comenzaba a trabajar en un nuevo medio de comunicación, me preguntó cuánto me pagarían.

-          - Si no es indiscreción  -pidió.
-          - ¿Dinero? –le respondí con otra pregunta, a la que asintió- cero euros con cero céntimos.

Su consecuente rostro reveló tonos rosáceos mezclados con un níveo gesto de emociones encontradas. Me atrevería a decir que era una mezcla de incomprensión, desesperación, decepción y tal vez algo de tristeza con ciertas dosis de vergüenza e impotencia. Todo ello dio paso a un gesto de atónito asombro, seguido por una confusa carcajada.
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       -¿Me estás tomando el pelo?
   
    Pensé que ya lo sabrías. El estudiante de periodismo cabalga entre la denominación de ‘becario' y el desempeño de una tarea de cuasi periodista.

Más esclarecedor resultó ser aún su gesto, cuando le conté que había estado trabajando en siete empresas diferentes y solo en una me habían pagado, una remuneración que ascendía a setenta céntimos la hora.

-      - No me lo puedo creer. Pensaba que esto solo sucedía en ciertas empresas, no en todas. Es muy injusto.

Llevo pensando en estas dos frases durante los últimos días. Cuatro días y cuatro noches en las que no he podido menos que darle vueltas y vueltas. Masticando estas palabras. Y he llegado a la conclusión de que la mejor forma de dar respuesta –si es que la tiene- a estas afirmaciones es la siguiente (una lástima que el raciocinio siempre aterrice un rato después de que te despidas de la persona con la que estás charlando).

Soy estudiante de Periodismo –o lo que algunos insisten en convertir en ‘perdidismo’-. De último año, así que estamos a las puertas de un armario que aún no sabemos si nos va a llevar a Narnia, nos va a cambiar de acera, o nos va a lanzar al precipicio. Estudio Periodismo gracias a la valentía de unos padres que no sabían si confiar en la carrera con menos futuro de España. Ya a una pasión¿Y por qué Periodismo?

Se trata de una carrera muy masificada –no sabemos aún si esto sucede desde que Márquez sentenció que era el oficio más bello del mundo, o desde que todo el mundo quiere convertirse en periodista deportivo sin darse cuenta que la especialidad de deportes es mucho más compleja de lo que aparece en Punto Pelota-.

Una carrera en la que existen más intrusos y falsos comunicadores que en el camarote de los hermanos Marx, que se creen que lo hacen de maravilla, mientras contribuyen a gestar todos los ‘piropos’ que lanza la sociedad contra el periodismo actual.

Una carrera que nos prepara para una profesión no mal pagada, sino peor.

Una carrera en la que si lo haces bien, no te permite tener vida social más allá de los límites tu trabajo –conozco a más de una veintena de comunicadores y periodistas que han contraído matrimonio a partir de los cuarenta, con una persona de su propio gremio, lo que avala esta situación-.

Una carrera que no es muy complicada si quieres acceder al cinco, pero sí lo es si quieres conseguir el diez y estar entre los mejores.

Una carrera en la que, si pierdes un año, te adelantan 15.000 periodistas que se gradúan –antes licenciados- cada año.

Una carrera en la que es necesario que te pongas en pie cada mañana el primero para enterarte de la última hora a través de radio, prensa y televisión. En la que tienes que seguir cada noticia al minuto, y ser capaz de improvisar y reaccionar con la mayor rapidez y eficacia posible. Aquí no cabe el estréss.

Una carrera en la que tienes que saber derecho, psicología, economía, empresa, historia, ciencia, artes, informática. Una carrera en la que te conviertes en aprendiz de mucho y maestro de nada.

Una carrera que te prepara para un puesto de trabajo que puede volatilizarse de un momento a otro.

Una carrera que te forma para desempeñar tareas en las que no hay horarios, trabajas mañanas, tardes y noches y tal vez te toque cubrir las madrugadas.

Una carrera de fondo. El oficio más bello del mundo.

Con todos estos argumentos, Periodismo debería dar vértigo. Y como ya dije antes, estudio esta carrera porque hubo quien creyó en mí y en mis posibilidades. Si todas las carreras son vocacionales, esta lo es como la que más. Mucha gente accede a las facultades de comunicación pensando en lo bonito que tiene que ser conocer tanta gente, moverse tanto, ser famoso. Pero eso no es periodismo. Quien ama el periodismo de verdad, no busca enriquecerse, sino enriquecer a la sociedad para la que trabaja y que eso le repercuta en crecimiento personal. Es muy cierto que la mayor parte de las empresas no pagan con capital a sus becarios, pero hay que tener en cuenta que nos están enseñando. Que una empresa te oferte prácticas y tú las aceptes y trabajes gratis:

     1. Supone crecimiento profesional, como futuro periodista con todas las letras. Estimular nuestras ideas y lograr que germinen, hasta el punto de tomar una actitud proactiva y no reactiva ante la sociedad.

    2. Supone crecimiento personal, una forma de asentar valores y hacer que estos crezcan.

      3. Supone mejora de la sociedad, haciendo de nuestro trabajo algo productivo.

    4. Supone que la inversión que nuestros padres realizan para que estudiemos la carrera más inestable del mundo, dé sus frutos a corto, medio y largo plazo. Esto –como diría un Dircom- supone la gestión de bienes intangibles, nosotros somos en este momento el bien intangible en el que invierten nuestros padres, al financiar una educación arriesgada.

Soy estudiante de periodismo, y me siento orgullosa y sobre todo, agradecida. No sé lo que nos deparará el futuro, no sé qué habrá al otro lado del armario. Lo que sí que sé es que no quiero verlo todo negro, y que este año trabajaré sin remuneración, como lo he hecho estos últimos cuatro años, como la que más. Porque mientras sea estudiante, podré hacerlo, hasta que más adelante necesite ingresos con los que poder sobrevivir. Porque el periodismo es una forma de vida, ya no una profesión, algo que te cala muy hondo y que abarca todos los momentos de tu vida. Se extrapola a tu personalidad, te concede carisma, carácter, te transforma en la persona que siempre quisiste ser, te pone a prueba, te hace comprender que el cambio se sufre y se trabaja. Te traspasa el alma, hace que al abrir un periódico y leer lo que sucede en el mundo, te entren ganas de gritar. Que escribas a cada instante. Que no puedas parar. Que dediques todos tus veranos a trabajar en algo no remunerado sin poder viajar o ir de vacaciones. Que dediques hasta los domingos a trabajar. Que no quieras dejar de hacerlo, de formarte y de buscar una salida, pero no para ti, sino para esta sociedad que te grita que tu gremio es lo peor.

Por eso me enfada que me critiquen por estudiar periodismo, porque para mí el periodismo son todos aquellos que están detrás de Ana Pastor y Jordi Évole, jodiéndose la vida sin que se les vea.

Y por eso también me enfada que existan personas que se quejen porque no les pagan. Porque lo mejor ya te lo están dando: la educación, el aprendizaje y el conocimiento.

No queremos gloria. No queremos fama. No queremos dinero. Queremos la satisfacción de poder llegar a casa y pensar que hemos hecho algo bien. Aportar valor a una sociedad que tiene mucho que ofrecer, aunque en este momento poca gente crea en sus posibilidades. Y para ello, hace falta muchísimo esfuerzo y optimismo. Mantener una actitud emprendedora, al fin y al cabo, como decía Michael Bloomberg -alcalde de Nueva York y fundador de BloomBerg-, 'ser emprendedor no consiste en realidad en crear una empresa. Se trata de una forma de ver el mundo, descubriendo oportunidades allí donde otros ven problemas y asumiendo riesgos cuando otros buscan seguridad'. 



Ana